Hola a todos. Después de una larga ausencia me dispongo a ponerle algo de atención a este espacio que hace más de un año empece de manera muy animosa. La razón de mi ausencia se traduce en muchas cosas, pero quiero decirles que la invitación para mandarme una reseña, o crítica de un libro sigue abierta, me encantaría conocer lo que leen y que me recomendaran buenas obras. Ultimamente mis intereses no se han visto muy incrementados, y aunque así lo fuera creo que el poco tiempo sumado con la flojera me han alejado de una de mis grandes pasiones que es leer literatura universal. En esta ocasión no les comentaré un libro, honestamente ya tengo mi rato sin leer algo nuevo y lo que en tiempos anteriores he leído no esta tan fresco en mi mente que para permitirme análizarlo con lógica y objetividad. Sin afán de quemar o balconear a alguien, hoy me dispongo a contarles algo chusco que me paso y que hasta ahora me ha dejado una reputación extraña.
Hace algún tiempo cuando mis amiguitos y yo caminabamos para llegar a la parada del camión, nose porque, pero la ocasión se prestaba para dar una breve asesoria sobre el saludo formal de beso en la mejilla, así que como me caracteríza, la sutileza no se hizo presente y con mucha fuerza e inesperadamente tomé a la modelo y le puse un beso de saludo en la mejilla. La situación fue tan rápida y tan inesperada que todos empezaron a verla como que sí a propocito y con alevocía y ventaja le robé un beso a mi amiga. Me preocupé mucho porque esa no era mi intención, mucho menos dar una apariencia erronea y sobre todo porque no quería que por ningun motivo mi amiga se quedara con una impresión equivocada de que la andaba ligando ¡eso jamas pasó por mi cabeza!, así que entre la carrilla de mis amigos y la reacción de la besada me moría de pena y trataba de arreglar las cosas.
En esos días me moría de la super pena, sobre todo me sentía angustiada porque sin querer hice algo que ofendia a los demás. Actualmente la carrilla no me afecta, y esto es debido a una frase tan extraudinaria que mi amiguit Abelito dijo "no hay que tenerle miedo a las palabras", y así es las palabras, son más que palabras y no debemos ponernos a tomarlas a fondo a tal grado que influyan en nuestra forma de pensar, debemos estar seguros de lo que hacemos y decimos y escuchar sin mostrar ningun signo de estupor, esto nos hará la vida más fácil, y nos hará tomar las cosas con mayor naturalidad de tal modo que nos permita madurar y ser adultos. Así que estimados lectores les hago una atenta invitación a dejar de un lado los estigmas y utilizar su edad de una manera más correcta, esto es tomando la cosas con naturalidad, mientras no se nos falte al respeto, se lastime a otras personas, las palabras son más que palabras, y en este mundo justo en esta época no tenemos porque ir por la vida a ciegas caminando con ciertos complejos, las palabras son palabras lo repito, y no tienen efecto hasta que nos las creamos. Seamos más abiertos a la hora de hablar de relaciones de pareja, de conductas sexuales, seamos respetuosos y hermeticos, sin embargo nunca caígamos en la perversidad.
Hay que estar informados y respetemos la libertad.
¡Rayos! me perdí, cantiflie y ni se a donde quería llegar, para la próxima mejor comento libro. Los quiero.
Hace algún tiempo cuando mis amiguitos y yo caminabamos para llegar a la parada del camión, nose porque, pero la ocasión se prestaba para dar una breve asesoria sobre el saludo formal de beso en la mejilla, así que como me caracteríza, la sutileza no se hizo presente y con mucha fuerza e inesperadamente tomé a la modelo y le puse un beso de saludo en la mejilla. La situación fue tan rápida y tan inesperada que todos empezaron a verla como que sí a propocito y con alevocía y ventaja le robé un beso a mi amiga. Me preocupé mucho porque esa no era mi intención, mucho menos dar una apariencia erronea y sobre todo porque no quería que por ningun motivo mi amiga se quedara con una impresión equivocada de que la andaba ligando ¡eso jamas pasó por mi cabeza!, así que entre la carrilla de mis amigos y la reacción de la besada me moría de pena y trataba de arreglar las cosas.
En esos días me moría de la super pena, sobre todo me sentía angustiada porque sin querer hice algo que ofendia a los demás. Actualmente la carrilla no me afecta, y esto es debido a una frase tan extraudinaria que mi amiguit Abelito dijo "no hay que tenerle miedo a las palabras", y así es las palabras, son más que palabras y no debemos ponernos a tomarlas a fondo a tal grado que influyan en nuestra forma de pensar, debemos estar seguros de lo que hacemos y decimos y escuchar sin mostrar ningun signo de estupor, esto nos hará la vida más fácil, y nos hará tomar las cosas con mayor naturalidad de tal modo que nos permita madurar y ser adultos. Así que estimados lectores les hago una atenta invitación a dejar de un lado los estigmas y utilizar su edad de una manera más correcta, esto es tomando la cosas con naturalidad, mientras no se nos falte al respeto, se lastime a otras personas, las palabras son más que palabras, y en este mundo justo en esta época no tenemos porque ir por la vida a ciegas caminando con ciertos complejos, las palabras son palabras lo repito, y no tienen efecto hasta que nos las creamos. Seamos más abiertos a la hora de hablar de relaciones de pareja, de conductas sexuales, seamos respetuosos y hermeticos, sin embargo nunca caígamos en la perversidad.
Hay que estar informados y respetemos la libertad.
¡Rayos! me perdí, cantiflie y ni se a donde quería llegar, para la próxima mejor comento libro. Los quiero.
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