lunes, 4 de enero de 2010

Como comenzo mi historial delictivo

Hola a todos los que entran sin querer a este espacio. Primeramente feliz y prospero 2010, aquí estoy de nuevo ahora para contarles mis hazañas de vacaciones de invierno.

Todo comenzó el 24 de diciembre del 2009, cuando se suponía que desde la mañana tendría que estar rumbo al pueblo donde pase parte de mi infancia y donde vive buena parte de mi familia. Era de mañana, cuando mis papás se pusieron en camino mientras permanecía calidamente dormida, para despertar como a las doce del día. ¡Aaaah, me dejaron!, ni modo, queda plan a y plan b para poder llegar a pasar navidad con mi familia. Plan a, me dejaron un poco de dinero, lo suficiente para un pasaje en autobús. Plan b, buscar a mis primos para que me den abenton.

Tuve mucha suerte, mi prima me dio abenton, sentí un gran alivio. Lo único que tenia que hacer era llevar mi mochila junto con mi presencia. La camioneta la conducía mi primo, y tuvimos un trayecto muy pacifico, hasta que atravesamos por uno de los pueblos que quedan de camino de donde teníamos que llegar, se llama el Tizate, y en medio de sus calles esta la carretera rumbo al municipio de San Blas, sobre esta se encontraban prácticamente tres montañas de enormes calabazas. Jamas había visto tantas calabazas juntas, lógico que pertenecían a los dueños de la casa aledaña.

-¡Mira, calabazas!, ahí que comprar una para llevarla. Le dijo a mi prima

Así que con la venia de mi prima nos desviamos de la carretera y fuimos a parar a un lado de las calabazas. Mi prima y mi primo bajaron y se dieron a la tarea de preguntar cuanto costaban las calabazas, yo permanecí en la camioneta. Mi prima llamó solicitando alguien viniera a venderle una calabaza, y nada... nadie se asomaba para atendernos, tal pareciera que no había nadie en la casa, pero ella y mi primo siguieron insistiendo. A lo lejos, mientras me encontraba arriba de la camioneta y miraba por la ventana y mientras mis primos veían las calabazas para seleccionar la prospecta a la compra, alcance a ver a un señor, a lo cual opte por gritar para llamar su atención y así se acercar.

Eldatta-¡¡¡¡señor de las calabazas!!!!

Y nada... tal pareciera que gritara al vació, el hombre hizo caso omiso. Mientras tanto, al otro lado de la carretera estaba un grupo de lugareños observándonos pero no se atrevían a decirnos nada, solamente nos veían atentos mientras seguían el ritmo de su conversación. Para eso, mi prima se le ocurrió preguntarles si las calabazas estaban en venta, y de ser así donde estaba quien podía vendernos una, pero para esto ya estaba escogida a la enorme calabaza candidata, la cual mi primo ya la había tomado, y mientras ella se dirigía a los lugareños a sus espaldas mi primo me pasaba la calabaza para que la acomodara entre el montón de cosas que llevábamos.

-Buenas tardes, oiga no sabe si venden las calabazas.
-No...(mientras miraba a las otras personas que estaban con él)...no las vende, ahí están no más... pero haya venden (dijo señalando con su dedo hacia el camino).
-Bueno... muchas gracias.

Enseguida, y disimuladamente, abordaron y nos pusimos en marcha para continuar nuestro camino, ya con la calabaza en nuestro poder. Quien lo diría, de ser unos simples viajeros pasamos a ser atracantes de caminos, mientras mi prima distraía a los lugareños, por detrás operábamos el robo y secuestro de la enorme calabaza. Bueno, tal vez si las calabazas se encontraban a un lado de la carretera se trataba de que el dueño las estaba regalando, en vista de que nos ignoro y no quiso salir a vender, pero sí no fue así, pues creo que hemos hecho algo que planeado jamas hubiera resultado, es decir, realmente no estábamos planeando llegar a atracar, creo que son de las cosas que si se piensan no salen, todo paso rápido y espontáneamente.